Citlally y Romeo resumen sus impresiones de la mitad se su tiempo viviendo y trabajando en Bremen. Aquí están al lado de los  famosos músicos de Bremen, que son los protagonistas del cuento de los hermanos Grimm.

Los informes recibimos desde nuestro co-parte Ts’ununetik. Gracias!

Hier erzählen Citlally  und Romeo wie sie das

erste halbe Jahr in Bremen, neben den Stadtmusikanten, verbracht haben. Danke an die Veröffentlichung durch die Partnerorganisation Ts’ununetik!

Citlally

Hola, estimadas lectoras y lectores, mi nombre es Citlally Gómez Camas. Soy de Chiapas, México. Ahora mismo realizo un voluntariado en Bremen, Alemania y actualmente también radico ahí. Estoy agradecida con las organizaciones que hacen que este programa de intercambio cultural entre México y Alemania, sea posible. Formo parte de la segunda generación de Ts´ununetik, organización que está en México y Zugvögel en Alemania. Gracias al impulso de ambas organizaciones; los jóvenes podemos realizar un intercambio cultural, social y lingüístico entre países. Ya que el objetivo es proporcionar una participación en la que se logre una visión incluyente, igualdad y la solidaridad con diferentes realidades de la sociedad. Recibí la noticia que había sido seleccionada para hacer el voluntariado. Estaba muy emocionada y al mismo tiempo nerviosa por lo que implica salir del país donde no he estado lejos más de tres días. Dejar una vida ya hecha, despedirse de la familia y sobre todo abandonar un estilo de vida a la que se está acostumbrada. También estaba de acuerdo que no iba a ser fácil, ya que empezar a socializar, hacer contactos, los estereotipos hacia otro país, estaban presentes, además del hecho que algunos aspectos como la soledad y la independencia, eran temas en las que uno prefiere estar en la zona de confort. Al principio mi primer miedo fue el idioma, porque soy una persona muy comunicativa, me gusta hacer relaciones sociales y expresarme como se debe. Desde que estuve en México, las organizaciones nos apoyaron para prepararnos con un curso de A.1, el nivel más básico del alemán, aprendí sólo lo fundamental. Aun así me faltaba más conocimiento. Aquí en Alemania también llevo cursos de alemán, gracias a que las organizaciones nos apoyan con los preparativos. Ahora estoy en el siguiente nivel. Hace seis meses no entendía nada, necesitaba que me hablaran despacio, si había oportunidad les pedía que lo escribieran, luego buscaba las palabras. Algo complicado, pero después de 7 meses aquí, entiendo más, sé responder y enunciar opiniones. También puedo sostener una conversación. Antes de la llegada a Alemania, tuvimos talleres, seminarios y pláticas. Ts´ununetik se encarga de prepararnos para que todo esté en orden. Esto fue muy importante para nosotros ya que estuvimos siempre enfocados en los objetivos, en los trámites del pasaporte y la visa. También los anteriores voluntarios compartieron con nosotros sus experiencias. Con ello, pude aclarar muchas dudas, nos sugirieron, nos manifestaron su sentir, así pude obtener una visión más clara del desafío que me esperaba. Empezar todo un viaje por un año. Llegué el 1 de septiembre del 2017, recuerdo que me pareció increíble viajar en tren. La organización de Zugvögel mandó a una persona para recogernos. Fueron muy amables y nos dieron una calurosa y familiar bienvenida en el primer seminario de preparación, puesto que durante todos los meses, tuvimos seminarios de intervención reflexiva. Tuvimos nuestro primer seminario de preparación en la que nos explicaron muchos elementos fundamentales para nuestros preliminares días. Los primeros días comienzas a experimentar el choque cultural. Normalmente cuando te estás adaptando a una nueva forma de vida, distingues cosas tan simples como el peatón aquí siempre tiene prioridad, gustan de comer muchas papas, a veces son muy directos y tenemos que aprender que es una cultura distinta. Saber sobre todo que debemos a actuar con respeto y prudencia. El lugar donde vivo y hago mi proyecto se llama Bremen. Está al noroeste de Alemania, su clima es oceánico, a veces hay temperaturas bajo cero y suele llover mucho. Bremen tiene un puerto que se llama Bremerhaven, esto hace que su economía sea viable y turística. Está ubicada al norte de Alemania, el dialecto algunos saludos por la mañana y a medio día. Es muy interesante, por ejemplo Moin sólo se utiliza en el norte, significa hola, en español. Bremen tiene muchas vistas hermosas, su arquitectura es estilo medieval-gótico. En el centro histórico hay una estatua que data desde la segunda guerra mundial es muy conocido por haber sido en su momento un justiciero que pudo liberar y darle al pueblo de Bremen su autonomía. Alemania es un país que tiene un gobierno que funciona. Hay poca corrupción y sus parlamentos no sólo representan a los ciudadanos sino que se responsabilizan de llevar a cabo las exigencias de los ciudadanos para mejorar la calidad de vida de la sociedad. Los estados de Alemania son muy seguros, es lo que más disfruto de este lugar. Hay poca criminalidad, hay empleos para el que lo necesite y también ha recibido refugiados. Además, que vivir el lado europeo desde un punto de vista en la que tenemos todos los documentos, es una posición agradable, tenemos una visa, un seguro, me hace sentir segura y libre. Nuestro país tiene mucho contraste a la forma de vida política y cultural junto con toda América latina. A pesar de ello, he aprendido muchas cosas importantes, en primer lugar, el hecho de que confío en que mi país cambie para mejorar la calidad de vida, estoy segura que poco a poco lograremos tener un

Un mural en el kinder en que  Citlally trabaia

a vida mejor. Responsabilizándonos también a nosotros mismos. Al estar aquí también he roto con los prejuicios y estereotipos, pero sobre todo he aprendido a valorar, a ser independiente y a hacer crítica asertiva. En virtud de ello, sigo continuando con mi vida aquí en Bremen, Alemania, aprovechando todas las oportunidades, construyendo lazos de unión, cambiando mis perspectivas por una visión más incluyente y sin prejuicios. Por una libertad que nos lleve a ser humanos y solidarios con todos los individuos que habitan este mundo. Los viajes cambian para bien, creo que todo ha sido aprendizaje para mejorar como persona individualmente, también. Espero que este proyecto siga en pie, venciendo los límites y superando las fronteras. Es muy grato para mí haber tenido la oportunidad de hacer este intercambio cultural. Espero desarrollar una fructífera cooperación con ambas organizaciones, Ts´ununetik y Zugvögel. ¡Muchos saludos, hasta luego!

Romeo

Hola! Soy Romeo Abraham, originario de Chiapas, México. Soy parte de la segunda generación de voluntarios mexicanos en Alemania por parte de las organizaciones Ts’ununetik en México y Zugvögel en Alemania. A los 6 meses de mi estancia en Alemania, he visto y aprendido muchas cosas, he dejado miedos atrás y he abierto mi mente a lo desconocido.
Desde mi primer día en el país germánico, quede asombrado por todo lo que ví, sus costumbres tan diferentes a las nuestras y las distintas maneras de hacer las tareas de la vida cotidiana, con el paso del tiempo he ido aprendido lo positivo de su estilo de vida sin perder mi esencia como mexicano.
Vivir en Alemania significa ser siempre puntual y por puntual me refiero a llegar 10 o 15 minutos antes de la hora acordada, y avisar si vas a llegar 10 minutos tarde, porque para ellos la puntualidad es de suma importancia; es también poder ir a todos lo lugares en bicicleta incluso poder ir a otras ciudades en bicicleta, es no tener miedo que un vehículo te atropelle porque la educación vial todos la respetan; significa también agendar y planear todo meticulosamente, es decir, dejar de ser espontáneo y llevar acabo todo manera ordenada, es bueno en cierto sentido pero en mi opinión personal cuando las cosas son espontáneas se pueden disfrutar más, aquí no puedes llamar a alguien el mismo día para invitarlo a salir porque lo más probable es que te diga que no tiene tiempo pero te va agendar en 2 semanas, aunque vivir de la manera que ellos lo hacen te ayuda a ser más responsable y respetuoso con los demás.
El invierno en Alemania fue de las mejores experiencias que he tenido hasta el momento, porque he visto la nieve caer y cubrir la ciudad de blanco, y durante el mes de diciembre pude ir a los mercados navideños que llenan el centro de luces, comida, alegría y sobre todo de “Glühwein” que es un vino caliente que ayuda a combatir las bajas temperaturas que rodean a Alemania en el invierno, porque como dicen los locales que sólo hay dos maneras de combatir el invierno: la primera es con ejercicio y la segunda con alcohol, y ellos sí que saben hacer buena cerveza y vino caliente.
Estando lejos de casa se aprende mucho pero también se echa de menos todo aquello que dejas atrás, s

e extraña a la familia, los amigos, las tradiciones y la comida, porque como la comida mexicana no hay dos, se puede encontrar una gran diversidad de comida en Alemania pero ninguna que alegre tanto a mi estomago como lo harían unos tacos.

Un taller de bicicleta dónde está Romeo apoyando

Aquí los supermercados no utilizan bolsas de plástico y en general se trata de utilizar lo menos posible, en este país ha crecido una consciencia ambiental muy grande que deberíamos aprender, para aspirar a un mejor futuro.
Alemania es un país maravilloso, diferente a México pero con el esfuerzo colectivo podemos llegar a tener todo lo que este país le ofrece a sus habitantes como la seguridad social, empleos para todos y educación de calidad, por mi parte al regresar a México pienso compartir lo aprendido aquí para poner mi granito de arena para el cambio de nuestra gran nación.